Uno de los errores en los que caemos a menudo los estudiantes de Un curso de milagros es despreciar el ego. A muchos estudiantes nos encanta decir o pensar “eso es ego” cuando nos piden atención, o consideración, sospechosamente, nos encanta pensarlo o decirlo de los demás. No de nosotros mismos cuando la pedimos.
El curso nos dice que cuando alguien pide que se le valore, que se le tenga consideración, o en cuenta, es una demanda de amor, y la respuesta adecuada desde el amor, desde la conciencia del Espíritu Santo, es contestar amor, no contestar o pensar con un “eso es ego” y pasar.
Se puede caer en el error de creerse uno mismo, que se está siendo muy espiritual, ignorando al ego, pero, que casualidad, siempre suele ser el ego de los demás el ignorado. Incluso a veces, nos atrevemos a juzgar las motivaciones y los actos de los demás, cuando hacen algo, con un “eso es ego” o también, “lo hace por ego”.
Si además, esto lo hacemos con nosotros mismos también, se puede caer en una falsa humildad, una baja estima o en victimismo. Los estudiantes de un curso de milagros no podemos ignorar ni nuestro ego ni el de los demás. Siempre tenemos que verlo con el Espíritu Santo para interpretarlo como una demanda de amor, ya sea nuestra o de nuestro hermano, y no como un juicio de que lo que se pide no tiene importancia ya que “eso es ego”.
¿Quién determina qué es ego? El ego.