Comentan que nací a 9 días para la primavera. Jamás me creí que fuera un ovillo de huesos, células, hormonas e identidad.

Me explicaron cosas de mi que con el tiempo he descubierto que conformaban una identidad falsa. Me ví como un cuerpo humano y que este cuerpo humano poseía un nombre y un horóscopo. Una bendición y su contradicción: el dolor.

Lo bueno y lo malo, los premios y los castigos hicieron comportarme de una manera que nunca acepté como mías.

Escribía y escribo pues al hacerlo siento que algo más allá de la mente me dicta con claridad y coherencia, dando un poco de orden a toda esta cascada continua de dudas, de opiniones, creencias, aciertos y desaciertos.

No es mi intención convencer a usted querida lectora y preciado lector de nada, solo quizá, si usted me lo permite, invitarlo a abrirse a la probabilidad de vivir de otra manera.