David se define como místico de estar por casa. Una experiencia a los veintipoco años hace que se transforme de ateo resentido con Dios a buscar su compañía en un instante. Pero la compañía de Dios se le resiste, hasta que llega a Un Curso de Milagros, y descubre que perdonar, de la manera en la que propone el cuso, es lo que más le acerca a la compañía de Dios.

Años después de esa experiencia, sigue perdonando día a día y momento a momento. Ha escrito un libro relatando todo su recorrido por ese camino.