Ayahuasca: Una transformación a las puertas

Tras mi partida de la India, me apresuré a investigar sobre el chamanismo y la ayahuasca. Aprendí, en particular, que el chamanismo no es ni una religión ni una filosofía, sino una práctica ancestral que consiste en una experiencia directa de la consciencia universal. A través de ella, el hombre vuelve a tomar consciencia de que es parte integrante de la naturaleza que le rodea. Desgraciadamente, hace ya mucho tiempo que la gran mayoría de los humanos y, más concretamente, los habitantes de los países industrializados y económicamente desarrollados, ha perdido esta aptitud.

En la lengua vehicular quechua, una lengua amerindia hablada en Perú y en Bolivia, «ayahuasca» significa «liana del espíritu» o «liana de la muerte». No obstante, por un uso indebido de la lengua, el término «ayahuasca» designa al mismo tiempo la planta caapi, una especie de liana tropical amazónica, así como la preparación acuosa de la que es siempre el principal o el único ingrediente. Hoy en día, cuando hablamos de ayahuasca, nos referimos, en general, a la mezcla consumida en las ceremonias chamánicas que llevan el mismo nombre. La preparación más común es una decocción, a menudo significativamente reducida, obtenida tras una larga cocción en una marmita. Esta cocción, preparada en una o dos etapas de seis a ocho horas que se elabora a partir de una mezcla de trozos de liana de caapi, previamente lavados y machacados, y de hojas dechacruna, todo ello cubierto de agua.

La preparación de la ayahuasca contiene DMT4, una substancia psicotrópica potente que, al consumirse, puede alterar profundamente la consciencia. Hace ya algunos años que la DMT despierta un gran interés en los científicos que han descubierto, a través de sus investigaciones, que esta molécula está presente por todas partes en la naturaleza: en las plantas, en los animales al igual que en el cuerpo humano. En el hombre, la glándula pineal, un minúsculo órgano con forma de piñón situado entre los dos hemisferios cerebrales, produce DMT de forma natural. En la actualidad, todavía no se conoce con exactitud la función exacta de esta glándula. Los científicos han podido observar que afecta al ciclo del sueño, así como a la regulación del desarrollo sexual, y que es extremadamente sensible a las ondas. Sin embargo, Descartes ya la definió como «la sede del alma». A lo largo de la historia, muchas culturas han denominado a esta glándula «el tercer ojo». Según las creencias hindúes, tibetanas, egipcias, y muchas otras, dicha glándula nos permitiría conectarnos con el más allá, con el mundo de los espíritus y de los muertos. En sus escritos, el célebre Aldous Huxley afirmó que la DMT es «la llave que abre las puertas del espíritu». Hoy en día, ciertos estudios llegan incluso a relacionar las experiencias de muerte inminente con una producción de DMT por parte de la glándula pineal.

Según las obras especializadas que hablan sobre el chamanismo, el uso de la ayahuasca se remontaría a varios miles de años antes de nuestra era. Sin embargo, todavía nadie ha sido capaz de verificarlo con exactitud. Todo lo que podemos afirmar es que esta práctica ya estaba extendida entre un gran número de tribus indígenas por toda la cuenca del Amazonas en el momento en el que atrajo la atención de los antropólogos occidentales a mediados del siglo XIX.

Ayahuasca es una obra dividida en dos partes:

• Una novela autobiográfica que tiene como escena central una aventura en la jungla brasileña entre los chamanes de la tribu de los Huni Kuins;
• Una guía detallada con consejos pertinentes sobre las prácticas chamánicas como la ayahuasca, el kambó, el rapé y otros ritos, tradiciones y usos ceremoniales.